De acuerdo
a Garde Enciso (1), podemos dividir las motivaciones
turísticas de un individuo en dos grandes grupos: aquéllas
que se hallan en función del DESARROLLO PERSONAL y las que
están en función de IMPULSOS SOCIALES. Entre las primeras
hallamos:
- Las
necesidades fisiológicas o vitales.
- Las
necesidades de seguridad-riesgo.
- Las
necesidades de estima y notoriedad.
- Los
deseos de autorrealización transitiva.
Lo expuesto
permite puntualizar una primera aproximación al objetivo del
presente ensayo ya que se considera que la SEGURIDAD
es una de las variables primarias de alta valoración para
la demanda y de competitividad para un destino para la captación
de la misma en el mercado.
En el
caso particular de las necesidades personales de seguridad
hemos dicho en un estudio previo de las motivaciones de la
demanda que:
"...
el ser humano tiende, en líneas generales, a evitar situaciones
que pongan en peligro su existencia. Ahora bien, el modo en
que cada uno juzga lo que considera un riesgo o lo que es
garantía de seguridad es el elemento variable, como lo es
también la sensación asociada a cada uno de éstos: el riesgo
puede ser estimulante para algunos e inhibidor para otros,
lo mismo que la máxima seguridad. Dejar librado al azar algún
aspecto del viaje puede causar mucha angustia en ciertos sujetos
y un gran placer en otros. Vemos, por ejemplo, que los jóvenes
suelen preferir los viajes de mochilero, donde no están asegurados
ni el alojamiento ni el medio de transporte, lo cual constituye
el factor estimulante para el viaje, en este sentido, la preferencia
por la aventura y el imprevisto parece ser un común denominador
en los viajeros más jóvenes. La tendencia general indicaría
que a medida que la edad aumenta más temores se movilizan,
sobre todo si se viaja con la responsabilidad del cuidado
de los hijos, o con el temor por la fragilidad de la propia
salud, como en los viajes de la tercera edad.
La búsqueda de garantías y de seguridad en un viaje suelen
ser PROYECTADAS hacia otros componentes del grupo familiar,
dando a veces motivo para la confrontación de padres e hijos,
tornándose el viaje un escenario de conflicto familiar. El
viaje moviliza temores y fantasías en los padres que ellos
localizan en los hijos bajo la forma de advertencias, o bien,
de prohibición. En este sentido, cuando ofrecemos un viaje
a los estudiantes, estamos movilizando en los adultos temores
y fantasías con las cuales deberíamos trabajar en talleres
o grupos de padres, tanto en el momento previo como posterior
al viaje...". (2).
Referencias:
1)
GARDE ENCISO: "COMPORTAMIENTO TURÍSTICO EN EL CONTEXTO
ESPAÑOL", Cap.1, Estudios Turísticos, España.
2) LUIS GRÜNEWALD - SILVIA DI SANTO.
Publicación técnica: "DEMANDA TURÍSTICA" , Documentos de
Turismo N* 1. UNIVERSIDAD DEL SALVADOR / SECRETARIA DE TURISMO
DE LA NACION. 1997. Página 10.
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