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COMPORTAMIENTOS
DEL CONSUMIDOR
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SINDROME DEL ACORRALADO ARGENTINODr. PH Jorge G. GarzarelliEn
virtud de la actual situación económica y social de los argentinos y
debido al conocido “corralito”
y otras cuestiones conexas, fue realizada una encuesta dentro del siguiente
fichaje técnico:
Lugar: Núñez, Belgrano, Palermo, Barrio
Norte, Recoleta y Centro(parcial)
Total de Encuestados: 142 personas
Sexo: 60% femenino – 40 % masculino
Edad Promedio; 45 años (entre 16 y 82 años)
Nivel socio-económico-cultural: medio –
medio alto
Actividades: amas de casa, jubilados, profesionales,
técnicos y estudiantes
Promedio en u$s. de plazos fijos: 20.000.00
Promedio de ingresos mensuales (c.ocupación):
$ 1450.00
Total de desocupados: 52% (70% masculino
– 30% femenino)
Tipo de Encuesta: semi-abierta
Fecha: entre el 15 de Enero/ febrero 2002
Objetivo:
Establecer
dentro de parámetros de salud física y psicológica, los síntomas que se produjeron
en las personas involucradas dentro de lo que he denominado el “Síndrome
del Acorralado Argentino”
Síntomas físicos:
Dolores
de cabeza, insomnio, pérdida del apetito, incremento en la ingesta de
alimentos, reacciones agresivas sin aparente motivación, vértigos, mareos,
reactivación de enfermedades o síntomas anteriormente sufridos, disminución
de la inmunología, alergias, pérdida de la regularidad en la actividad
sexual, cuadros hipertensivos agudos.
Síntomas psicológicos:
Sentimientos
de frustración y desesperanza, agresividad dirigida hacia autoridades
y entidades, autoacusaciones, ausencia
de proyecciones futuras, “stress” generalizado, sentimientos
de desvalorización,ansiedades inespecíficas y sobre todo depresiones
reactivas y existenciales. Se han encontrado reacciones adversas dentro
del núcleo familiar. Vivencias de inseguridad y desprotección personales,
así también como de estafa moral y social. Ausencia de planificaciones
futuras ante estas situaciones, gran parte de los encuestados han manifestado
haber accedido al uso e inclusive a cierto abuso de drogas somníferas,
tranquilizantes, desangustiantes y antipánico, ya por receta médica
como por autoreceta.
Otra clase de manifestaciones:
Sospecha
y descrédito en las instituciones, caída en los niveles de aspiración
personales y profesionales, desprotección frente a las necesidades elementales
de alimentos, salud, educación y trabajo, emociones violentas grupales,
ausencia de credibilidad en la justicia.
“El
cacerolazo”
Ante
la pregunta acerca de la manifestación comunitaria denominada el “cacerolazo”,
muchos encuestados respondieron que sería ésta una forma urgente y al
mismo tiempo efectiva de demostrar por medio de un elemento de cocina
vacío, el hambre y la falta de protección que los alimentos significan.
Otra
interpretación se basa en la integración de la mujer a la protesta “callejera”,
es decir las mujeres saliendo de sus casas y buscando nuevas formas
de reivindicación.
Otros
encuestados señalaron que éste sería un modo de mostrar al mundo que
no se puede pensar y elegir racionalmente como actuar si los estómagos
están vacios.
Algunos
señalaron que la cacerola significa lo más íntimo de una familia y al
estar vacía podría significar la desarticulación de la misma.
Otros
señalaron que el “ruído de las cacerolas”, es un símbolo
del ruido estomacal. También que es la nueva música del pueblo.
Conclusiones parciales
A
modo de conclusión parcial, como todas las conclusiones referidas a
los hechos sociales, considero que la misma denominación de “corralito”,
es una expresión peyorativa como si el pueblo argentino fuera infantil
y debiera ser contenido por este instrumentoo financiero, que ha pasado
a ser una manifestación que contraria a la Constitución, a las
libertades individuales y a la propiedad privada..
Por
supuesto que aún nos falta madurar y que algunas frustraciones, nos
harían crecer en forma organizada. Pero, es necesario que la sumatoria
de gratificaciones sea superior a las frustraciones sufridas para que,
éste proceso sea saludable a las estructuras personales y fortalezca
el Bien Común, el que es por sobre todo el fin ético que debe regir
a todo Gobierno.
La
persona integrada en sus niveles físico, químico, biológico, psicológico,
sociológico, ético-moral y espiritual, se ha visto en la actual situación
de los argentinos degradada sistematicamente desde hace varios años,
hasta llegar a un presente repleto de infortunio y desesperanza lo que
conlleva a familias enteras y a jóvenes y profesionales y aún a nuestros
ancianos a emigrar a países supuestamente promisorios, con un profundo
sentimiento de frustración y en muchos casos de vergüenza..
Este
tipo de frustraciones son las que de hecho, producen inevitablemente
las agresiones de todo tipo que frente a las actuales circunstancias
el pueblo muestra en las calles. No han faltado a la cita, ciertas represiones
injustificadas, heridos y aún la misma Muerte.
Quienes
por un motivo u otro, estamos atentos al devenir tanto de los individuos
como de los grupos sociales, comunidades y aún pobladores de territorios,
hemos observado sin que hubiera sido necesario una exploración profunda
de los hechos últimamente
ocurridos,
que se ha generado entre los argentinos una profunda fractura en la
red social que, aunque precariamente, habíamos estado consiguiendo dentro
de una incipiente democracia. Un inmediato análisis muestra a las claras
este indigno acontecimiento cuyos motivos serán investigados tanto desde
un punto de vista personal como en el mismo intertexto fracturado y
acorde con criterios reparadores en donde la Persona deba ser el epicentro
imprescindible del mismo. Las fisuras provocadas por estos sistemas
numeralizados bajo “científicos criterios economicistas”son
tantas y tan profundas
que
hicieron emerger conflictos de una naturaleza patológica en el seno
mismo de nuestras instituciones. El trabajo interdisciplinario es aquí
no solo inevitable sino el marco necesario para la comprensión de un
fenómeno que “pide a gritos” soluciones integrales y no
meras
asistencialidades que “a posteriori” son utilizados con
obscuros móviles políticos, en donde el egoismo potencial de algunas
personas presenta sus siniestras credenciales.
Todo
parece indicar que aquellos “antiguos profetas judios” que
tanto se empeñaban “gritando en el desierto” en que el pueblo
obrase acorde con la Ley, deberían continuar haciéndolo hoy en día en
las calles de tantas ciudades del mundo.
Posiblemente
los actuales momentos generen en nuestra población y a partir de reflexiones
ciertas, un sentimiento de solidaridad y cambio organizado que produzcan
nuevos estilos políticos más acorde con la doctrina social de la Iglesia
Católica y otras religiones, que desde hace mucho tiempo vienen exigiendo
para los habitantes de este mundo una forma de vida digna y justa.
Buenos
Aires, Abril 10 de 2002
Jorge
G.Garzarelli
Doctor
en Psicología
Profesor
Universidad del Salvador
Profesor
Universidad John. F. Kennedy
Av.Callao
1441-6to.”E”-Ciudad Autónoma de Bs.Aires
E-mail: george@sinectis.com.ar
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